Eva Fariña. Imagen: Adrián Conde
El Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (Hunsc) de Tenerife está realizando un estudio para analizar las ventajas que suponen los nuevos dispositivos electrónicos en el abordaje de la incompetencia cronotropa. El Dr. Rafael Romero ha explicado para Publicación Médica de Cardiología que los nuevos marcapasos podrían beneficiar a un 70 por ciento de los pacientes portadores, gracias a la combinación de sensores de movimiento y de sensores de volumen-minuto.
¿En qué consiste la incompetencia cronotropa?
Se define como la incapacidad del corazón de regular su frecuencia cardiaca de manera adecuada ante un estrés fisiológico, es decir, que ante situaciones que requieren mayores frecuencias cardiacas (movimiento, estrés, emociones, fiebre, anemia, etc.), el corazón no va a poder taquicardizarse de forma suficiente a sus necesidades. Se ha visto que un tercio de los pacientes a los que se les va a implantar un marcapasos por diferentes motivos están afectos de incompetencia cronotropa. Además, una vez implantado el marcapasos, durante la evolución, se ha observado que esta enfermedad aumenta su frecuencia. El corazón se vuelve un poco vago y, al cabo de dos años, hasta el 50 por ciento de los enfermos están afectos de incompetencia cronotropa, un porcentaje que aumenta al 70 por ciento durante los cuatro años siguientes. Por tanto, se trata de un problema bastante importante en estos pacientes.
¿Cuál es el abordaje para estos pacientes?
Los marcapasos generalmente disponen de unos sensores. El más frecuente, y el que implementa la inmensa mayoría de los marcapasos, es el acelerómetro, que es un sensor de movimiento. Dicho sensor detecta el movimiento del paciente, y aumenta la frecuencia cardiaca en relación a dicho movimiento. Es verdad que hay otras situaciones en las que se necesita un aumento de la frecuencia cardiaca, pero no debido al movimiento, sino porque hay fiebre, anemia, estrés o emoción. En estos casos, el sensor de movimiento no regularía el aumento de la frecuencia cardiaca. Para ello existe otro sensor, que es el de volumen-minuto, que detecta la frecuencia respiratoria del paciente y, ante este estímulo, aumenta la frecuencia cardiaca. En conjunto, los dos sensores serían complementarios y, de hecho, los nuevos marcapasos de la compañía Boston Scientific incorporan ambos sensores, y a través de un algoritmo, se puede optimizar su funcionamiento de forma individual, de manera que se utilice cada uno de los sensores según las circunstancias y en función de las necesidades que tenga el paciente.
¿Qué cambios y qué beneficios suponen estos nuevos dispositivos para el paciente?
Son marcapasos normales, que incorporan este tipo de sensores, por lo que suponen una mejora para el paciente. Estos dispositivos se colocan de la misma forma que los anteriores, pero detectan en cada momento si el paciente necesita un aumento de la frecuencia cardiaca por incremento del movimiento o de la frecuencia respiratoria. Esto conlleva un aumento en la calidad de vida del paciente.
¿En qué consiste el estudio que están realizando en el Hospital Nuestra Señora de Candelaria?
De momento hay pocos estudios que analicen de forma objetiva estas mejorías. Por ello, en nuestra Unidad de Arritmias hemos puesto en marcha un trabajo en el que estudiamos a todos los pacientes a los que se les ha colocado este tipo de marcapasos. Los hemos dividido en dos grupos; en uno están aquellos a los que se les activa el sensor normal de movimiento, mientras que en el otro grupo están los pacientes a los que se les activa el doble sensor de movimiento y de volumen-minuto, implementándose el algoritmo específico, de manera automática. Los resultados los vamos a analizar a través de un cuestionario de calidad de vida, para valorar la mejora desde el punto de vista clínico, y realizando un test de seis minutos para valorar la mejoría funcional, tanto a la inclusión en el estudio como al final tras un seguimiento de tres meses.
¿En qué fase está el estudio y qué fechas manejan para conocer los resultados?
Nuestro objetivo es incluir a 100 pacientes; de momento, ya tenemos 25, así que espero que en un año podamos tener ya los primeros resultados. Nuestra intención es presentar los resultados en el Congreso Nacional de Cardiología del próximo año y, posteriormente, publicarlos.
¿Cómo es el paciente que necesita este tipo de dispositivos? ¿Influye la edad?
Realmente influyen todos los factores. Sabemos que la incompetencia cronotropa puede afectar hasta el 70 por ciento de los pacientes que necesitan un marcapasos a lo largo de los cuatro años siguientes, por lo que se beneficiarían la mayoría de las personas a las que se les va a poner uno de estos dispositivos, tanto jóvenes como mayores.
¿Qué cambios va a notar el paciente? ¿Hay diferencias en la forma o en el tamaño del dispositivo, por ejemplo?
Externamente es completamente igual a cualquier marcapasos del mercado; las mejoras se encuentran en el interior, por lo que el paciente solo va a notar las mejorías que conlleve su uso.
¿También es igual la forma de colocarlo o los profesionales que intervienen en su colocación?
Todo es igual, solo varía la decisión de implantar este nuevo tipo de marcapasos. En principio, lo que queremos demostrar es que realmente se puede beneficiar la inmensa mayoría de los pacientes.
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